martes, 24 de abril de 2012

Una nueva cicatriz

Hablaba en una ocasión de como los libros a veces te eligen, pues bien, ayer volvió a sucederme.
Era el día del libro, y entre mareas de gente que se apelmaza en los estantes ojeando ejemplares diversos ( me cuesta creer que haya tantos lectores, como curiosos estos días)  y el calorcillo de un sol ninguneado por el viento de mi vieja  monegrina y solterona, me  agobié y decidí irme  a la calle Alfonso a tomar un helado de esos de yogurt, que todo el mundo dice que están muy buenos y yo todavía no había probado.
 Tiempo tendría en la feria del libro de dar un  paseo tranquilamente, porque unos y otros curiosos y lectores nos repartimos la tarea de  buscar algo que llevarnos al cerebro, más sosegadamente  que el día de San Jorge,
Me retiraba, renunciando a la batalla por  conseguir primera fila  en los puestos de libros, cuando "Piedad" de Miguel Mena me hizo señas desde el puesto de la editorial Xordica.  Había leído por recomendación de un profesor en un curso de escritura que hice, un par de párrafos y la verdad es que me habían gustado bastante, miré a Jorge y le dije, "este es un libro muy bonito".
Le dí el ejemplar abierto por una hoja y observé su cara, Jorge es sincero como un niño de tres años, no conoce la mentira ni sabe usarla así que su expresión siempre transmite todo lo que piensa  con tal exactitud  que  normalmente  no necesita palabras para comunicarse, bromeamos muchas veces respecto a eso, porque nunca podría ser un jugador de póker.
Su  expresión me dijo que le había llegado al corazón, como la lanza del Santo, al que debe el nombre, llegó al del dragón de la leyenda y tras un breve titubeo lo adquirimos por la módica cantidad de 13 euros y 40 céntimos.
El libro me quemaba en el bolso mientras me comía el helado, palpitaba como el corazón que le sirve de portada, reclamando mi atención como Muus cuando  viene a  pedirme que juguemos un rato.Brincando de impaciencia por ser leído. Llegué a casa y lo abrí con prisa para comenzar a leerlo.
La voz de Miguel Mena llenó mi  habitación, esa voz hermosa y conocida de la radio, que  ha acompañado toda mi vida,  mientras hacía los deberes al salir del colegio en la mesa de la cocina,  mientras comía escuchando Estudio de Guardia, esa voz amable, cercana...

Piedad es un libro de 2008, que llena el corazón con una dulzura triste y melancólica como si este madrileño afincado en Zaragoza y aragonés hasta la médula hubiera absorbido en cada  pedalada de su bicicleta todo el  amargor y toda la  melancolía de nuestras estepas y la luminosidad de nuestras cumbres donde la nieve promete días de deshielo.
Me recuerda este libro a un campo de cereal en medio del llano, donde miles de amapolas traviesas juegan a darle color, a impactarte la retina de los sentimientos, más hondamente
 Cada amapola va  ahondando la cicatriz, cuando terminan esos segundos que te tomas al acabar cada microrelato, para que las ideas vayan navegando por tus nervios hasta eclosionar en el cerebro.
 Y por encima de todo, Piedad está lleno de amor, de amor por Daniel,su hijo  y por la vida que a uno le toca en suerte
Sabía que Miguel era una gran persona, ahora además  forma parte de mis cicatrices para siempre, no hace mucho que he llegado al final del libro, pero sé que como otros me acompañará para siempre.Hay libros que simplemente te hacen muescas en el corazón y te cambian aunque sea un poquito.

Gracias

PD: Y gracias también al niño sin palabras que  posee en este libro  la fuerza suficiente para hacer que las de su padre me  hagan otra cicatriz en el alma




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Opina, porque el que tiene boca se equivoca