lunes, 24 de febrero de 2014

El carnaval zaragozano

Desde que recuerdo Zaragoza ha sido una ciudad de carnaval deslucido,  nunca hemos sabido hacerlo, no como en otros sitios, Badajoz, Tenerife, Cádiz... ciudades carnavaleras con gran tradición que  al igual que otros pueblos como Épila, Borobia o Bielsa ( aunque este último no tiene que ver con el carnaval al uso sino con otro tipo de ritos mucho más atávicos ya que ni siquiera coincide en fechas con el carnaval común)  han seguido celebrándolo a pesar de que no se podía.
Zaragoza durante más de 50 años fue una ciudad sin carnaval lo que hizo que se olvidasen gran parte de sus tradiciones y personajes que los había.
Como siempre he sido muy carnavalera, y me encanta seguir por las redes algunos carnavales como el de Cádiz del que  soy ferviente devota cada Febrero, un día me dio por ponerme a rebuscar por ahí investigando un poquito  sobre  qué y cómo se celebraba  a orillas del Ebro. La sorpresa fue mayúscula, pues leyendo aquí y allá  buscando por ahí  y tras una pequeñísima investigación descubrí todo un mundo de personajes y festejos que  me relataron la antigüedad e importancia de esta fiesta en mi ciudad. Aunque una brutal represión en los años cuarenta nos la arrancara para siempre del alma, matando  en ella  a  todos sus personajes de los cuales quiero hacer una pequeña reseña:
La  tradición  por excelencia de Zaragoza que más o menos se ha conservado hasta hoy es el Jueves Lardero, aunque  bien es cierto se extiende por otras localidades de Aragón.
La  costumbre  en la capital, era tomar comidas campestres, a base de carne ( en Bardallur se toma también flan ese día) como contrarresto a las privaciones de la cuaresma, había bailes novilladas  y se hacía la vista gorda a cualquier broma. Era pues un día de relajo  de las normas y de " domingueo entre semana"  Jueves lardero ...¡Longaniza en el puchero! quedó relegado a simplemente comer ese manjar a lo largo del día,  actualemente seguimos incluyéndolo ese día  en nuestra dieta pero de forma mucho menos festiva, como un recuerdo de lo que fue y que no pudo seguir siendo en la ciudad. Por suerte en los pequeños pueblos como el mío se sigue yendo al campo a merendar, quizá allí la vigilancia no fue tan estricta y por eso  se mantiene la costumbre.
 Dentro de los personajes históricos que he ido encontrando por ahí habría que destacar los siguientes:
Carnestolendas o Don Carnal es un personaje  que no es  sólamente propio de la ciudad , pero que  es bastante antiguo en ella a tenor de un librito  de los llamados "raros y curiosos" titulado: "Carnestolendas de Zaragoza en sus tres días". Escrito por fray Benito Ruiz o «Antolínez de Piedrabuena» y editado en esta ciudad en 1661, en él se  describe la celebración de los tres días de carnaval en la ciudad incluyendo a este personaje que se dedicaba a  ir por las calles con su comitiva de  plañideras y lloronas, mascarutas y pajes  animando a la gente a salir a celebrar el carnaval y disfrutar de los placeres y el desenfreno de estos días.
El libro que es bastante barato  ha sido reeditado por I. Fernando el Católico ( aunque aparece  descatalogado) se puede conseguir  buscando bien  en las  librerías.
Describe cómo eran estos fastos que se prolongaban durante tres días en  la ciudad y que  relata cómo en Zaragoza se realizaban batallas  cómicas, se hacían danzas en la calle, había carrozas engalanadas y también coros y cantos, sexo... 
Entre las  cosas que relata, habla de la  ya mencionada comitiva de  Don Carnal, a este personaje le acompañaban además otros personajillos principales de  corte cómico y simbólico:
-" El caballero de la Hornilla": Es uno de  los personajes que  caricaturizan  la nobleza y que acompañaban  la corte de Don Carnal, en vez de bastón llevaba un pincho  de asar  con carne y embutidos que intentaba asar en cualquier fuego que viera aparente. Representando la gula y los excesos de estos días,
- " Conde de Salchichón" Este personaje digamos es el primero que llega y el último que se va, prepara la  comitiva y  los fastos a don Carnal y se marcha volando en el viento el último día, es así mismo un personaje caricaturizado de la nobleza pero a diferencia del Caballero de la hornilla es extremadamente delgado y adorna sus  vestimentas con  un pollo muerto y collares de Longaniza, simbolizando el comienzo y el fin de esta fiesta
- El Rey de Gallos, aparece vinculado a la Universidad de Zaragoza que recordemos es una institución muy antigua con  casi 500 años a sus espaldas.
Durante estas fechas, los estudiantes elegían  a un representante, normalmente el  estudiante más  divertido o bromista al que vestían de gallo con un traje de vistosos colores y una máscara con la forma de una cabeza de gallo coronado, se hacía una ceremonia burlesca en la cual se  figuraba su liberación ( pues  se suponía que este personaje había estado preso durante un año) Y se le daba rienda suelta para campar a sus anchas haciendo bromas. El Rey de Gallos simboliza el desenfreno y va así caracterizado porque el gallo es un animal que se asocia a  la virilidad y la lujuria...
Estos personajes han sido recuperados, desde 1980 cuando  se decide intentar retomar esta fiesta, aunque   debido al olvido es harto complicado. El Caballero de la hornilla y el Conde del salchichón solo se ocupan del carnaval infantil, el Rey de Gallos y Carnestolendas,  participan también en el adulto donde antes del pasacalles que organiza Interpeñas, Carnestolendas libera al plumífero rey.
El Rey de Gallos y Carnal en la actualidad copiada del blog
http://misviajes-misviajes.blogspot.com.es

Existía también  otra tradición muy personal llamada  La mojiganga: Era una comparsa burlesca con canciones y también con pantomima y diálogo, era una de las tradiciones más antiguas del reino de Aragón y se realizaba también cuando  había ceremonias de  coronación de los reyes, estaban compuestas de  personajes grotescos y a caballo que recorrían las calles haciendo las delicias de las gentes. Parece ser que este año el Ayuntamiento ha recuperado estos trajes, que llevaban más de 200 años guardados y la vamos a tener de nuevo  por ahí haciendo de las suyas...¡Qué bien!

Además de todo esto, había batallas de ceniza y de huevos en las calles, la costumbre era o bien lanzarlos podridos o bien vaciarlos e incluir en ellos  sustancias malolientes... los tres días de carnaval en Zaragoza eran días locos, del todo al revés, del  desenfreno antes de que un último personaje a tener en cuenta llegase a acabar con el jolgorio" Doña Cuaresma". Una vieja amargada y con cara de pocos amigos ,  acabaría venciendo a Don Carnal en su  efímero reinado y  se le representaba con un  velo, un vestido de luto y un abadejo en la mano símbolo de la abstinencia y el ayuno que vendrían a lo largo de los 40 días que preceden a la Semana Santa..
La realidad es que una ciudad como Zaragoza tenía un carnaval  muy rico y variopinto, que sería interesante recuperar en serio, no sólamente  como una curiosidad en un carnaval infantil o en una cosa de las peñas. Yo cada año participo en las comparsas disfrazándome y saliendo a la calle a bailar, es cierto de que a lo mejor la represión nos heló el corazón y ya no sabemos hacerlo... pero  ya va siendo hora de tirar el mal pelo fuera.
Algún día, si el Ayuntamiento se lo propone y comenzamos a hacer estudios serios sobre nuestras tradiciones,  con actos bien preparados y publicitados podamos  volver a tener aquellos días locos que calentaban los  últimos días de los fríos inviernos  a orillas del Ebro.

jueves, 13 de febrero de 2014

Día mundial de la radio

La primera persona que escuchó la radio en Bardallur, fue mi abuelo Antonio, era un niño pequeño y  como premio a hacer las cuentas rápidamente y bien, le permitieron estrenar aquel nuevo aparato. Contaba que muy nervioso se puso los cascos que venían con aquel  cacharro y  escucho música, aunque no supo nunca tararearmela,  después una voz profunda comenzó a contar " un parte" donde hablaban del rey y  " Y no se cuantas cosas" durante todo el día fue el niño más envidiado del lugar...Me contó esta historia  una mañana mirando al Moncayo y como tantas otras que no se por qué me hicieron sentirme muy orgullosa de mi abuelo, me llenó de curiosidad infantil:
-¿Yayo  solo había una radio en el pueblo?
- Si
- ¿ Y solo podía escucharse de uno en uno?
-Si
- ¡ Jolines!
- Habla bien
Después  subió a la falsa y me enseñó un aparato precioso y antiguo _ Esta es la primera que hubo en casa.

Hoy guardo  aquella radio como un tesoro, vinieron muchas más, hasta el pequeño transistor de bolsillo, el digital, el móvil, internet...
La radio desde que mi abuelo  ganó aquel concurso en la escuela nos ha acompañado toda la vida, siempre encendida, trayendo buenas y malas noticias, ayudándonos a dormir esas noches de insomnio.
Pegadas a la radio hay miles de historias de mi infancia; desde la anécdota de mi abuelo, a los desayunos con " La rebotica" cuya sintonía tarareaba camino al colegio, las miles de cuñas que todavía soy capaz de cantar... el anuncio de Berges II,  Estudio de guardia con sus cientos de farolas que no lucen o adoquines huecos que escupen agua en la calle tal, el gracias a la vida que sonaba los sábados en ¡ A vivir que son dos días!, Esos cafés con pólvora que tomaba con mi madre en las sobremesas, mi adolescencia con las listas de los 40... los viajes en coche... Aquellos despertares a carcajadas con Gomaespuma...
Mi abuelo y mi familia son  algunas de tantas historias ligadas a ese aparato,   humilde necesario... siempre presente y resistente a todo.
Y es que en mi casa desde que la vida comienza cada mañana, siempre es el día mundial de la radio