Carmen Carminis: del latín Canto, Música, Poema, Conjuro, Hechizo.
Si los nombres definieran por su significado a las personas, no necesitaría escribir nada más para definir a mi abuela.
No, creo que no voy a escribir esta noche nada más sobre ella, mujer, que fue mis canciones infantiles, la música en las mañanas de verano, los poemas que aprendí de sus labios como legado inmaterial, patrimonio para siempre de mis hijos y mi alma, el conjuro para mis miedos y mis dudas y el hechizo del amor verdadero que dura toda la vida y más allá de ella
Felicidades abuela
martes, 30 de abril de 2013
jueves, 4 de abril de 2013
Domingo de pascua
El domingo era pascua de resurrección en mi pequeño rincón del mundo. la tibia lluvia de marzo había abrillantado las calles y los yesos y los tejados de las casas musitaban un lento desperezar, las ramas de los árboles como encías de lactante, mostraban las promesas de sus flores y hojas cual dientecillos, algunas más adelantadas perlaban de un tibio aroma el ambiente.
La vida renacía entre claro oscuros de las nubes maliciosas que jugaban al escondecucas con el sol perezoso.
Mi pequeño rincón del mundo resplandecía entre aquel juego de luces ofreciendo un escenario casi de tramoya. Las voces del tiempo pasado que horadaron las entrañas de los cortados creando casitas que se desparraman por las laderas se estremecían ante el tañir glorioso de las campanas que rompían el silencio musical de la mañana de primavera.
¡ Cristo vive!¡ La muerte ha sido derrotada!. cantaban a voces desde el campanario... mientras un coro de pájaros las desafiaba diciendo, ¡No!,¡ Es la vida la que vive! ¡Es la tierra la que resucita!,
Las campanas al rato se cansaron pero los pájaros siguieron alegres con sus trinos, exclamando el aleluya potente del campo que estalla en colores olores y formas. En promesas de sueños que dejaron atrás ya el miedo de los hielos, las escarchas y la oscuridad
¡Aleluya!
La vida renacía entre claro oscuros de las nubes maliciosas que jugaban al escondecucas con el sol perezoso.
Mi pequeño rincón del mundo resplandecía entre aquel juego de luces ofreciendo un escenario casi de tramoya. Las voces del tiempo pasado que horadaron las entrañas de los cortados creando casitas que se desparraman por las laderas se estremecían ante el tañir glorioso de las campanas que rompían el silencio musical de la mañana de primavera.
¡ Cristo vive!¡ La muerte ha sido derrotada!. cantaban a voces desde el campanario... mientras un coro de pájaros las desafiaba diciendo, ¡No!,¡ Es la vida la que vive! ¡Es la tierra la que resucita!,
Las campanas al rato se cansaron pero los pájaros siguieron alegres con sus trinos, exclamando el aleluya potente del campo que estalla en colores olores y formas. En promesas de sueños que dejaron atrás ya el miedo de los hielos, las escarchas y la oscuridad
¡Aleluya!
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