Andaba yo, pensando esta mañana en lo que iba a publicar en el blog, sin saber muy bien sobre que escribir, ya que me he despachado bien a gusto en varias entradas sobre tipos de personas que consiguen convertirme en una fiera corrupia
Como nadie es perfecto y yo menos que nadie hoy voy a hablar de lo que me tiene ocupado el cerebro y parte del corazón todos los años desde enero hasa abril: La Semana Santa
La Semana Santa es una de esas cosas que comportan una incoherencia en lo que yo intento que sea un comportamiento coherente la mayor parte del tiempo, es una de esas partes de mi existencia que no hay manera de casarla por ningún lado, mi yo racional me dice que es una tontería seguir adelante en la Semana Santa puesto que mi creencia en el Dios de Abraham y Jacob es bastante nula en estos momentos de mi vida
No siempre ha sido así.
Yo fui una creyente fervorosa, católica practicante hasta más o menos los 23 años, pertenecía a una asociación cristiana con la concentración más alta de buenos de manual por metro cuadrado que he tenido la oportunidad de conocer. De hecho durante años intenté serlo tambien para encajar en aquel lugar, esfuerzo que siempre fue estéril. Yo no soy buena, porque tengo un punto cabronías, con el que nací y no puedo remediarlo. Cosa que siempre me colocó en una segunda fila entre los elegidos para cambiar el mundo.
Creo que ni ellos me comprendieron jamás ni yo en el fondo a ellos, pasé muchos años sufriendo por no encajar, hasta que comprendí que aquel lugar no era el mío. Alguien me dijo que no me atara a nada que no me hiciera libre, y realmente los motivos por los que permanecía en aquella asociación me ataban como cadenas de acero, quería permanecer por el mero hecho de que me había acostumbrado a ellas y me daba miedo el dolor que pudiera causarme el cortar aquella atadura. Me daba miedo que todas aquellas persons que me importaban al cortar el nexo que nos unía me olvidaran, que ya no me quisieran
Luego pensé que no merecía la pena que alguien te quisiera por estar en donde ellos quieren que estés, si la amistad forjada en todos aquellos años había sido real, perduraría
No perduró, salvo un par de excepciones, pero tampoco las echo de menos, todas esas personas no merecen la pena y tampoco les guardo rencor, a veces pienso en ellas y me da pena, pero no por mí
Podría decir que aquellos años los pasé fatal y que me torturaron psicológicamente, que todo fueron opresiones y coacciones, pero no es verdad, En aquella asociación pasé muchos momentos maravillosos, conocí gente buenísima de verdad (que también la había) me divertí, aprendí y crecí como persona muchísimo más de lo que lo habría hecho fuera de ella. Me aportó mucho de lo que soy. Entre otras cosas, allí encontré a la persona más importante de mi vida, al hombre con el que quiero pasar el resto de mi vida y que realmente me hace feliz por el mero hecho de que está en el mismo planeta que yo. El dejó antes la asociación, sus motivos no los expondré por que solo a él le pertencen.
De toda aquella marea religiosa en la que crecí y fui educada no me queda nada, la lectura de algunos libros de ciencia, mis propias reflexiones filosóficas y mi propia experiencia vital, unida al estado en el que hoy se encuentra la Iglesia Católica, bandera del fascismo más miserable y siempre arrimada a la derecha, que no comprende que es una religión y no un partido político me hicieron excomulgarme.
Pensé en dejar tambien la Semana Santa, porque seguir conllevaba mentirme a mi y mentir a los demás pero lo cierto es que no lo he hecho porque no he podido
Yo soy cofrade desde los 15 años cuando me enamoré perdidamente de mi cofradía, nada me unía al Prendimiento salvo una amiga que era cofrade desde pequeña pero a lo largo de estos años he conocido gente maravillosa, amigos y familia aque entre redoble y redoble se me han pegado al corazón como lapas y ya no me los puedo sacar aunque quiera
También he conocido gentuza, de la que prefiero no acordarme, gente equivocada que toca un tambor como quien tocaría los platillos en la banda de su pueblo, otros que
si no fuera por miedo
serían la novia en la boda
el niño en el bautizo
y el muerto en el entierro...
Con tal de dejar su sello
Pero esa gente no merece ni una mención más por mi parte, otro día y en otros términos me despacharé sobre ellos en "Personas que me sacan de mi casillas (III)"
Lo he pasado mal en ocasiones y he querido desaparecer, sobre todo el año pasado cuando me sentí herida, traicionada, cansada y desilusionada
Quise dejarlo entonces, cuando la tristeza era un buen motivo, ni siquiera acudí a la primera reunión con la intención de no volver nunca jamás, pero tampoco pude.
No por miedo a perder a toda esa gente que me llena de lucecitas el corazón, sé que con ellos nunca pasaría, pues he conocido lo que es tener unos hermanos siempre a tu lado, los he visto apoyándonos ante la pérdida de un familiar, alegrándonos ante el nacimiento de un niño, ante una boda, ante cualquier acontecimiento reseñable, he sentido siempre que éramos una familia como si estuvieramos todos debajo del mismo capirote. Y sé que aunque me marchara con un silbido allí estarían.
No me marché porque mi vida sin mi Cofradía,sin la Semana Santa sería muy triste, intenté imaginarla pero me sobrevino la imagen de un año sin verano. Si arranco la cofradía de mi corazón me quedaría un hueco enorme. A lo mejor es que siempre me he sentido parte de ella, siempre he notado que era un lugar al que pertenecía.
Nunca he podido explicar que se siente al ser cofrade, al bajarte el capirote, nunca lo he podido poner en palabras, sólamente otro cofrade lo entiende
Ahora que una Semana Santa nueva llama a las puertas del año, espero día a día podéro irlo contando
PD : Recordad que mañana hay huelga y LUCHAD
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