martes, 22 de septiembre de 2015

Microcuento

Cuando la princesa le dió un beso, el sapo no se convirtió en príncipe, sino que saltó de nuevo a la charca.
La princesa lloró amargamente, no porque  se hubiera equivocado de sapo, sino porque la charca se había adueñado para siempre del corazón del príncipe.
Secándose las lágrimas, se  dijo a si misma: <<Nadie puede salvar, a aquellos que han olvidado cuál es su verdadero valor>>

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