<<Pisando el campo nevado
Embargóme la alegría
y es que lo nuevo te alegra
porque lo viejo se olvida>>
Brotes de Olivo
Blanco como un paño de altar dispuesto para celebración de un día de fiesta; me esperaba el monte, con su magia cegadora del invierno, tal y como lo relatan las postales navideñas,hermoso como los ojos de un niño una noche de reyes, la mano amiga de las cumbres me tendían su reto, no me lo iban a poner fácil pero me invtaban, a llenarme los ojos con la luz celestial que la nieve pura reflejaba por todas partes; dejando entrever los penachos de las copas de los abetos sobresaliendo bajo mis rodillas.
Crujía el manto de terciopelo helado bajo mis pies y en ocasiones los agarraba como si aquel valle quisiera que me quedara por siempre. Ilusión, efímera como los copos posados en mis pestañas que desaparecían al calentarse, pues el gélido viento borraba mis pasos y la huella de mi caminar, como si no quisiera que la pena que traía conmigo mancillara la blanca paz del entorno.
Yo pobre intrusa , perteneciente a la peligrosa especie que todo lo enturbia, la especie más terrible y
rastrera, me sentía como una elegida entre aquella promesa de
primavera y vida que se se dejaba entrever entre colmillos de hielo que parecían querer desgarrar mis amarguras.
Me llené la vista con la magia de un país de ensueño, la nariz con el fino aire que parecía limpiar mi sangre y mi alma de tal forma que al descender de nuevo a las monegrinas estepas, me pareció que allá bajo las nieves eternas mis penas se habían quedado también congeladas
Y me embargó allí entre la nada blanca, la alegría de saber que tarde o temprano volvería para oler la hierba verde y escuchar el canto de las aves.
<<Y esque lo nuevo te alegra porque lo viejo se olvida>>
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